Mañana va a venir Olga,
la señora que trabaja en lo de mi mamá, para rescatar a Capitán del drama intestinal. La conozco desde que tengo diez años y la aprecio muchísimo; pero todos tenemos defectos y el de ella es uno muy grande, proporcional a su redondez: es
torpísima. Y lo más grave de una persona torpe es que no admita que lo es
y por otra parte, que no se haga cargo
de su torpeza: cuando yo vivía con mi mamá se me incriminaban constantemente objetos que aparecían rotos, apilados estratégicamente en el aire o chorreados con Gotita. Cuando mis hermanos y yo
dejamos de vivir ahí, sólo quedaban dos sospechosas, mi mamá y Olga. A partir de entonces Olga se sinceró y dejó de limpiar todas las
escenas de los crímenes, a cambio, al terminar el día, deja
obituarios enumerando los objetos con los que la casa ya no cuenta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario