sábado, 16 de junio de 2012

Nuevamente llegó la guerra. Hoy, los "Locos Vargas" madrugaron y con ellos, también sus amenazas. Por los alaridos que desde las once de la mañana se vienen filtrando por las porosidades de todas mis paredes, puedo decir que el conflicto es el mismo: la nena de los “Vargas” desea ir a bailar, pero su mamá y sus abuelos no la dejan; por eso están a los gritos pelados haciendo cómplice a todo el edificio de sus intimidades.
Como sospechamos que los rugidos están aproximándose de a poco al clímax, en este momento, Laura (contaminada por la violencia de estas últimas horas), está mutilando aceleradamente un queso Mar del Plata sobre la mesada de la cocina con el objetivo de unirlo, lo más rápido posible, a la picada que improvisamos para disfrutar el espectáculo.
Martín, que fue uno de los primeros testigos de las batallas campales, me había comentado haber visto, como la madre Vargas le incautaba el dinero y las llaves a la chica, para luego exiliarla al pasillo común. Estamos esperando.