Parece que ahora, además de escribir para Maxi y para Laura, también voy a escribir para una intrusa. Hoy recibí un e-mail un tanto confuso; Lunática de Barracas (no voy a decir tu nombre, despreocupate) tuvo la delicadeza de apestar mi casilla:
Fer:
De casualidad entré a tu blog
y no puedo dejar de leer lo que escribís. Lo primero que hago cuando
llego al trabajo es prepararme un
cortado, prenderme un cigarrillo y ver qué publicaste. Tengo una amiga que pasó
por lo mismo y le recomendé miles de veces tu blog. Me encanta como sos! Me
haces acordar mucho a mí. Quería que lo supieras.
Lunática.
Lunática,
Veo
que tenés una ocupación muy tensa. Me sorprende que por tu trabajo, todavía, no haya llegado ninguna ley anti tabaco; en el mío no había ni mate cocido, y la última vez que me encendí un cigarrillo la alarma de incendio se revolucionó y terminaron desalojando a todo el edificio. ¿Tenés una amiga que
pasó por lo mismo?, ¿no querés invitarla a mi casa, así nos encerramos juntas a
tomar el té? Por otra parte, te quería comentar que a mí no me encanta como soy: ¿a vos te divierte que yo esté encerrada?, ¿a vos te encanta cómo soy, porque te haces
acordar a vos? Veo un problema de narcisismo importante; si te parece bien, podemos combinar para pedirte un turno con Clara, intuí que no estabas bien con sólo leer la dirección de tu e-mail.
Cariños,
Fernanda.