lunes, 9 de julio de 2012


Fue la tarde más terrible y deprimente de la historia. Si hubiesen pasado por la televisión el Tate Show o Lunes Bus, no me hubiera podido risistir a hacerme el harakiri con el sable del Libertador. Pero afortunadamente la respuesta vía Facebook que recibí de Nicolás, hace unas horas, me estampó una sonrisa que hasta ahora no puedo borrarme de la cara. 

Hoy a la mañana vino Laura, para explotarme clandestinamente con los “últimos arreglitos" del disfraz de Luqui; pero como tiene menos costura que los pajarracos de Utilísima, tuve que empezar completamente de cero su antigua confección. En consecuencia nos pasamos toda la mañana, divertidísimas, probándole al Simón Bolívar enano, su pequeñísimo traje de prócer: mañana los alumnitos del 1er y 2do grado del colegio Normal° 8, serán los encargados de representar un hermosísimo acto en conmemoración del día de la Independencia.
Lo más lógico hubiese sido que Laura actuara como una persona normal, pero me pareció que todavía estaba indignada con la mala experiencia que había tenido el año pasado cuando tuvo que  devolver el disfraz que había alquilado; los dueños le cobraron una multa, superior a tres días de alquiler, por colorear el esmoquin con cuatro manchas marrones de palito bombón helado. Por este trauma no resuelto crucificó todo su fin de semana: desde el día que compró el rollo de paño azul en la calle Azcuénaga lo viene paseando por toda la ciudad, sobresaliendo del baúl auto, como un cuarto pasajero. 
Cuando estábamos cociendo las hombreras no pudo con la culpa y se largó a llorar. Entre sollozos me reveló un gran secreto: hace tres semanas esperó a Teresita, la maestra de Luqui, en la puerta del colegio con la intención de manifestar su disconformidad por el papel de vendedor de velas que originalmente le había tocado a su hijo. Ante el pedido, la maestra, se negó rotundamente y le recriminó lo sucedido el año pasado, cuando "el depravado ser" le había arrancado el disfraz de papel crep a cada una de las nenas que actuaban como flores en "El Principito", para verles las bombachas. Finalmente después de discutir un largo rato en plena vía pública, Laura, la amenazó con exponer el romance que estaba teniendo con José, el director de la institución. Y Teresita cedió el papel de bolo venezolano. Lo que no negoció de ninguna manera fue un rol protágonico nacional. De todas maneras Laura lo aceptó chocha.

Y la frutilla rojiza, gigante y verdosa del postre: Nicolás me pidió disculpas por no contestarme los mensajes. Me dijo que tuvo unos días espantosos. Pude deducir, por algunas frases en su muro, que "tuvo problemas del corazón". También me dijo que yo le parecía muy linda (cada vez que lo leo resucito: morí millones de veces) y que le encanta saber que, por lo menos, estamos más cerca que los otros miembros del foro. Un divino. Traté de hacerme la interesante, pero le contesté a los cinco minutos.

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